8 de octubre de 2016

Jesús-María en Colombia

MEDELLIN – BARRIO CASTILLA – MEDIO SIGLO DE HISTORIA

Vigencia de un carisma “La mayor nobleza de un hombre es la de levantar su obra en medio de la devastación, sosteniéndola infatigablemente a medio camino, entre el desgarro y la belleza”
                                                                                                              Ernesto Sábato

Un espíritu humanista y un celo apostólico guían, hoy como en aquel entonces, a las religiosas de Jesús María que inician, levantan y sostienen esta cincuentenaria obra: El Rosal de Castilla.
Rastrear la huella evangelizadora de aquel primer grupo de religiosas liderado por la Madre Roser Borrell sólo es posible a la luz del carisma de su fundadora, cuando motivada por el servicio a los demás opta por las más humildes, necesitadas y con pocas oportunidades de formación en una sociedad emergente.
Es así como en 1966 se siembra el fruto de varias generaciones en la naciente comunidad barrial conformada por pobladores llegadas de distintas regiones del departamento, unos huyendo de la violencia partidista, otros buscando un mejor horizonte para sus prolíferas familias. En este escenario cargado de ilusiones, abonado por la esperanza, tejido con esfuerzo y empeño germina la misión de formar niñas felices, competentes y autónomas, capaces de desempeñarse en el ámbito laboral y social con éxito, con una formación ética y moral sólida que respalde su anhelo de conformar nuevas familias.

La providencia ha sido generosa, por los corredores del Rosal han trasegado hasta tres generaciones de una misma familia. Encomiable misión de las Religiosas de Jesús María, educar niñas y jóvenes con visión de futuro, gestoras de su propia historia, responsables de su presente como hijas, alumnas y ciudadanas.


Pero ¿Cómo lo lograron con tantas dificultades, carencias y vicisitudes?
Poco a poco, sencillamente asumieron el reto con la fe inquebrantable de los espíritus nobles que tienen la convicción de su vocación y alegría de servicio para amar y dejar hacer a Dios.
Como diría el Papa Francisco…”Se encontraron en el camino del hombre y entraron en su conversación”, así la naciente comunidad educativa: Religiosas, maestras, padres de familia, lograron estar en sintonía, le apostaron al mejor estar de las niñas, año tras año; edificando sueño, aunando esfuerzos para superar obstáculos, tejiendo relaciones filiales al generar espacios de participación solidaria, en fin, la vida escolar trascendía el entorno barrial, …había germinado una de sus mayores fortalezas ¡El sentido de pertenencia! que le daría un sello particular de identificación: ORGULLO Y EXIGENCIA, consolidándola en el sector como una Institución referente de calidad en lo académico, ético, disciplinario y deportivo.

Para muestra, muchos botones de rosas…sin cuenta de enfermeras, ingenieras, secretarias, docentes, médicas, empresarias, religiosas, jefes de hogar, que como egresadas son testimonio de la vigencia del carisma de Jesús María en Castilla, de la huella que han dejado las religiosas Madre Roser, Madre Marta, Madre Milagros, Madre Juana María, Madre Catalina, que con sus cuidados y atención vigilantes hacían honor a su carisma de Madres.

Desde entonces hasta nuestros días, se percibe la primaveral fragancia de la violeta española que hizo presencia entre nosotros ¡Madre Roser! Renovándose, año tras año con las religiosas que han abonado este Rosal, a ellas admiración, reconocimiento y gratitud.

Soy una privilegiada de respirar este aroma desde que tengo uso de razón. ¡Cuán bueno es Dios!

                                                                                       Bernarda Cortés Ruiz-Docente

Posdata: A las Religiosas de Jesús María esta dedicatoria
Omne tulit puneton, qui miscuit utile dulei. “Consiguió todos los sufragios, quien supo unir lo útil con lo agradable”. Verso de Horacio. Arte poética, 343

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